La magia de una película como Emanuelle en America -y por ende de cualquier otra de la saga "Emanuelle"-, radica en que puedes ver porno sin ser una pelicula porno.
La historia de esta Emanuel no es tan singular para el tiempo en donde nace y se desarrolla. La Italia de esos tiempos, donde había una industria de cine de explotación (éxitos a imitar con menor presupuesto y/o calidad) haria posible que de la Emmanuel francesa naciera esta Emanuelle (versión negra) de la mano de uno de los realizadores mas prolijos que tenia el tacto del erotismo como si de un pintor habláramos.
Joe D'mato crea un universo casi paralelo al cine de consumo duro y crudo del porno de la época (el ciclo del vhs), maquillado con la hegemonía de sus recursos artísticos, Emanuelle en america es una obra -erótica, por supuesto-, antes que nada.
La fijación de su lado mas artístico florece en esta película en particular ya que dota absolutamente todas las escenas de erostismo y de sexo explicito con una belleza agradable y sensible de ver y escuchar (si te masturbas es ya asunto tuyo), casi al 99 por ciento obra y gracia del maravilloso soundtrack que acompaña la película. Pero seria injusto solo justificar la cinta por la música. Como méritos tenemos algunas formas de acompañar las escenas eróticas usando la cámara como elemento de seducción o voyerismo. La toma en la escena de la piscina es un ejemplo perfecto del talento de D'mato en cuanto a visión de elevar una secuencia de lesbianismo puro -predilectas en su cine y en esta saga-, dándole el gusto al espectador (varón) pero sin ser chocante como podría resultar esta misma escena en una película XXX.
Pero si bien hay mucho que resaltar en este pretexto de llevar un personaje a todo tipo de terrenos con consecuencias casi símiles en todas sus aventurillas de fotografa/periodista freelance, D'mato también tiene sus propias filias que expone directo al espectador.
Emanuelle en America no solo es erotismo puro sino que dentro de la película podemos ver como se cruza los limites con franca sinceridad y casi sin tapujo.
El "metraje encontrado" que tanto alboroto causó en su momento por lo visto en Holocausto Canibal, tiene su protagonismo en un momento significando un clímax dispar para lo visto anteriormente. No se trata de un momento de shock como podría ser en otra película de la saga (Emanuelle y los últimos canibales) que viene desde la propia película sino mas bien es otra sub- película dentro de la misma como si se trata de un huevo de pascua. Obviamente, esto significa un escalafón dentro del plot de la cinta donde la protagonista cruza avatares sórdidos con distintos personajes; y todos ellos ligados a la citica de esa sociedad elitista y de aficiones ¿inverosímiles? (a lo que Buñuel seguro hubiera dado el visto bueno).
Es cierto que la cinta coquetea entre lo eroticamente permitido y artístico del autor D'mato (la escena en el sauna) y a la vez vemos la vena absolutamente comercial de quien esta detrás de la cámara con planos explícitos (felaciones a tope) y softporno (el falo del caballo). Aun así el montaje es evidente y se logra distinguir que fue grabado durante el rodaje (todas las escenas donde la Gemser es la protagonista) y que tras bambalinas durante algún descanso del director (todas las escenas donde la Gemser curiosea).
Lo mismo sucede con esa tortura que seguro viene a raíz de la obra de Deoddato y se suma, o aprovecha, del escandalo para lograr el boca a boca y desatar el impacto en el espectador.
Este breve montaje de torturas es solo una ceraza dentro de esta torta que resulta de un sabor tan exotico como la protagonista, la diosa de ébano Laura Gemser.