Alejada del canon de la clase media alta, Gege Bellavita o Genarino, hombre objeto femenino es una comedia que tiene cierto parecido al estilo barrial de las comedias de los ochenta de los mexicanos. Si no me equivoco y por un afiche que se puede ver en una toma, aparece el equipo de fútbol de Nápoles la que imagino debe ser la ciudad de la película.
Hasta donde sé, Nápoles es más un lugar identificado con la clase obrera. Por eso que la película no tiene ese estilo visual de las comedias italianas de destape, sino que pone en "situación" a sus personajes principales: un par de esposos con una gran prole (hijos) que son guardianes en una especie de vecindad estilo italiana.
Pero la cinta es una comedia, sobre todo, así que el picante radica en un cliché -el hombre con el falo enorme-, que es un tipo de aspecto desencajado que solo sería galán en estas películas o quizás es una personificación adrede para el público local.
Si bien el recurso funciona, especialmente, cuando el protagonista es puesto en apuros por las mujeres que "requieren sus servicios", la cinta abarca un item autoral poco visto. No se conforma con los semidesnudos o las situaciones de sexo recurrentes entre la pareja de esposos que manda a sus hijos al patio mientras "van a parlar". Si no que busca dramatizar algo que en teoría es pseudo ridículo pero que es tan importante para la mujer como para el hombre: el cuerpo como capital.
El asunto está en que la esposa es una especie de proxeneta encubierto que aprovecha "el don" del marido para pedir "prestado". Si la risa fácil radica en el exceso de potencia del hombre que tiene esposa, se la tira a ella cada vez que tiene ganas y, de paso, a las vecinas necesitadas; la crítica se encuentra en lo desprejuiciado que podemos ser con el aprovechamiento de la mujer. Y es que las mujeres en la película son tan carentes de sexo que no les importa pagar. Obviamente, siempre que sea superdotado lo que es sinónimo de placer máximo.
Así que Gege Bellavita es una película que habla sobre la cosificación del hombre, aunque nos cause risa.