Tercera y ultima parte oficial (existe una cuarta versión del personaje pero no se cuenta como continuación canónica) de la saga Ilsa que junto a sus primas hermanas - La loba de la SS y La reina del harem-, son productos netos de explotación y mucha vanguardia si es que te gusta el genero.
Hay que entender a Ilsa como una figura de dominación femenina única en el cine. No solo por el empoderamiento del personaje sino porque la particularidad de esta saga es que el personaje nunca es llevado al ambiente sino viceversa. Es así como lo que empezó en un campo de concentración Nazi termina en la fría Siberia. Aunque siempre es mas de lo mismo. Ilsa lo domina todo. Desde el territorio hasta los hombres que ahí habitan. Unos por voluntad propia, otros porque son sometidos por vejaciones precedentes de la tortura pornográfica.
Lo curioso es que si bien veo a Ilsa como un personaje femenino fuerte, su poder radica, exclusivamente, en su sexo. Mas allá de los voluptuosos senos de la actriz y que son marca de agua del film, el personaje pareciera que grita que la dominen. Esto tiene un sentido mucho mas "profundo" en la primera entrega de la trilogía donde Ilsa choca con un hombre que tiene el "don" de no eyacular, por lo tanto es perfecto para la loba de la SS que busca el amante ideal.
Es en esta parte donde la tercera entrega se presenta fallida. Si bien a nivel de realización la fotografía fría da una imagen distinta a una película que en su primera parte no deja de ser el mismo concepto de torturas explicitamente gores (aunque no faltas de originalidad para el espectáculo), la relación entre Ilsa y su parte masculina es floja. Incluso me atrevería a decir que lo peor de la película son el par de escenas donde Ilsa trata de seducir al ruso. Quedando como verdaderas torturas los tríos sexuales que vemos realizar a Ilsa y los hombres de su harem que se ganan el derecho acostarse con la tigresa a punta de puños y resistencia al alcohol.
Por otro lado, en esta tercera entrega se plantea un salto de tiempo y escenario menos frió que la Siberia del inicio (Canadá). Aunque al final usa el mismo recurso de pseudo-acción (mención aparte el tipico caos de la saga en la escenas de la huida del campo de concentración) con un desenlace que es tan triste y desolado para la protagonista como para el espectador. Todo enmarcado en un contexto despótico de la Rusia post-guerra como para justificar la cinta, aunque sabemos que es lo que menos importa. Con ideas locas de ciencia ficción. Y Dyanne Thorne despertándonos cada vez que se desabrocha la blusa mas que cuando vemos a un tigre destripando un muñeco.